lunes, 26 de octubre de 2009

RELATO: Se alquila habitación con vistas al infierno. CAPITULO III

¡Hola queridos lectores! Aqui estoy de vuelta para continuar con las entregas de este pequeño homenaje a Lovecraft, en esta ocasion el capitulo 3 en el que el pobre Luis... ¿No es mejor que lo leais vosotros mismos? Pues lo dicho:


“En el anterior capitulo, Luís conoce a Ricardo el marido de Julia, y se entera de la devoción que este tiene por un viejo escritor de comienzos del siglo XX. Al enterarse de esto, comienza a interesarse por este e indaga en Internet sobre su historia, decidiendo que tenía que leer algo de su obra. Por otro lado, intenta echar un vistazo al extraño libro de su habitación, pero esta idea es una vez mas truncada por el gato que habita la casa” Enlace al CAPITULO II


TERCERA PARTE: DESCUBRIMIENTO

La noche que siguió al incidente con el gato, no pegue ojo, ya que cada vez que intente echar una cabezada, la imagen de aquellos ojos llenos de odio antinatural se adueñaba de mis sueños, y en más de una ocasión, me levante sobresaltado, temblando de miedo y envuelto en un sudor frió. En cualquier caso, esto me ayudo a descubrir algo que no hizo mas aumentar las sospechas que habían tomado forma en mi cabeza respecto a mis peculiares caseros.

Serian las 3 de la madrugada, cuando en un momento en que la vivienda se encontraba en el más absoluto silencio, escuche un extraño alboroto que parecía provenir del salón. Lo cierto es que el ruido no duro mucho, y se me antojo que se trataba de alguien arrastrando un objeto pesado. Por unos instantes dude si asomarme al pasillo y comprobar de que se trataba, pero algo en mi cabeza me advirtió que no debía hacerlo. Supongo que se trataría del miedo inconsciente que poco a poco se me iba formando en mi mente. El sonido continúo durante unos segundos, y poco a poco se desvaneció de nuevo con el sonido de la puerta de entrada al piso cerrándose con un golpe seco. Después de esto, me quede un rato quieto y sumido en las tinieblas de mi habitación afinando los sentidos e intentando captar algo que me diera una pista de que había estado pasando.

Por supuesto, no volví a notar nada extraño, y finalmente me acosté sobre el colchón e intente descansar despierto, ya que conciliar el sueño se me hacia imposible después de aquel encontronazo con el gato y la huella que había dejado en mi impresionable mente.

De esta manera la noche cerrada dio paso al alba, y los rayos de un naciente sol se colaron a través de las rendijas de la vieja persiana de madera, alejando de mis pensamientos los temores originados probablemente por el miedo a esta nueva situación que era vivir acompañado por desconocidos. Definitivamente no había tenido un buen comienzo en mi nuevo hogar, pero recapacite acerca de lo ocurrido y acabe descartando las extrañas e ilógicas ideas preconcebidas.

Me levante poco después del amanecer, y me pareció que en la vivienda no había nadie en esos instantes, así que me dirigí a la cocina y me prepare un café para intentar quitarme de encima el cansancio que me había dejado la noche en vela. Después, me arregle y salí a la calle para tomar un poco el aire. Era sábado, y las aceras estaban vacías de gente. Esto me reconfortó, ya que necesitaba aprovechar la tranquilidad de aquella mañana de primavera para poner en su sitio mis ideas.

Camine despacio por las estrechas calles que formaban aquel viejo Madrid, y a pesar del sueño, admire ensimismado las edificaciones que se levantaban por todos lados como colosos de ladrillo, Acero y hormigón mientras que en los árboles piaban las aves, felices por el sol que les daba calor a sus recién puestos huevos.

Finalmente, sin saber como, me encontré en Puerta de Toledo, frente a la biblioteca Centro Pedro Salinas. ¿Esto era una coincidencia? Ahora que conozco la mayoría de los detalles de la macabra historia en la que me veo envuelto, no puedo afirmar más que fuerzas ajenas a la conciencia humana, me arrastraron hasta aquel lugar y que las coincidencias no existen en un universo regido por fuerzas que escapan a la compresión humana. Pero en esos momentos, yo únicamente sentía curiosidad por conocer algo más de ese escritor de Nueva Inglaterra a si que sin pensarlo me adentre en su interior.

Se trataba de una construcción más moderna que el resto de los edificios que la rodeaban, y en cierto modo sentí alivio al entrar en un lugar cuyo ambiente se alejaba de ese vetusto Madrid céntrico. Me acerque al mostrador de entrada, en donde una funcionaria estaba limándose las uñas mientras hablaba por el teléfono. Al verme llegar, esta aparto el auricular y me pregunto con un tono poco agradable - ¿Querías algo? –

Buenos días, me gustaría saber si tienen algún volumen con la obra de H. P. Lovecraft, se trata de un escritor amer… - La mujer no me dejo terminar la frase, y dijo mientras tecleaba en el ordenador: - Si, tenemos libres los dos volúmenes de la Narrativa Completa, fila 6 en la letra L- Acto seguido, aparto la mirada y volvió a su entretenida ocupación de limarse las uñas y mantener una conversación telefónica.

Me dirigí raudo hasta el estante que me había dicho, y efectivamente allí estaban dos gruesos volúmenes bastante nuevos, con tapa dura y de color negro. No sabría decir por que, pero me sentí reconfortado por hallar toda su narrativa en dos volúmenes y poder leer de una vez su obra al completo. Y así, con la idea fija de encerrarme en mi habitación con la excusa de encontrarme en mal estado y leer de una sentada toda la obra de aquel misterioso artista, agarre los dos libros, los registre como prestados en el mostrador, y regrese a mi nueva casa, en donde todavía no había ni rastro de mis enigmáticos caseros.

Cerré la puerta de mi habitación, asegurándome primero que el “demoníaco” gatito no se encontrara en su interior. Me puse el pijama, y me recosté en la cama para comenzar mi particular cruzada por leer a Lovecraft. Si digo la verdad, no se cuanto tiempo me pase leyendo desvaríos sobre criaturas monstruosas, terribles y olvidados lugares alejados de la mano del hombre, libros malditos que llevaban a su lector hacia la locura, civilizaciones desaparecidas en el tiempo que guardaban oscuros secretos, dioses primigenios con poderes mas allá de la razón humana… Pero lo que realmente me dejo claro esta excepcional obra, fue que su escritor era un autentico soñador que transportaba con su escritura hacia el interior de sus mas profundas pesadillas y miedos.

En este momento, me veo obligado a parar de relatar este aviso durante un rato, por que el solo recrear lo sucedido en los días que siguieron al descubrimiento de Lovecraft, hace que mi cabeza bombee con particular fuerza, y que un miedo abrumador se adueñe de mis extremidades… pero tengo que darme prisa, por que si no me temo que la locura que supone estar envuelto en esto, hará que sea demasiado tarde para poder salvar a cualquiera que caiga en “sus” redes.
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Y de esta manera acaba el capitulo III... Espero que os halla gustado y recordar... Tener miedo... Mucho miedo.

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